Ari, el perro que escapó de la guerra en Ucrania y desempeñará un rol especial en el Hospital de Niños de La Plata

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Un chihuahua que logró escapar de la guerra en Ucrania será entrenado para brindar compañía a los niños hospitalizados en el Hospital de Niños “Sor María Ludovica” de La Plata.

Ari, un chihuahua de pelaje largo, ha vivido una historia conmovedora: huyó de la guerra en Ucrania y, tras un largo y complicado viaje, está a punto de asumir un rol único en el Hospital de Niños de La Plata. Bajo la orientación del adiestrador Ariel Zapata, el perro formará parte de un proyecto destinado a acompañar a los niños internados.

En el contexto de la conmemoración del Día del Animal, el entrenador y docente de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA) compartió detalles sobre la historia de este can, que nació en un criadero de prestigio en Ucrania. “Es un perro de alta gama, de una criadora reconocida. Sin embargo, cuando comenzaron los bombardeos, la criadora tuvo que huir del país”, explicó Zapata.

La criadora logró escapar a Polonia con todos sus perros a bordo de una furgoneta, y criadores de distintas partes del mundo comenzaron a comprar los animales para ayudarla. Fue en ese contexto que Ari llegó a Argentina, donde fue adquirido por Juan Artigas, criador de un centro en Luján que trabaja en la protección de la fauna junto con la Estación de Cría de Animales Silvestres (ECAS).

La historia de Ari, el perro que llegará al Hospital de Niños

“Cuando comencé a investigar y contarles a mis conocidos que estaba en un proyecto, uno de ellos me dijo ‘Tengo uno que podría servir, ven a evaluarlo’. Así fue como llegó Ari”, relató Zapata. Finalmente, Artigas decidió donar el perro a la fundación que apoya el proyecto de animales de compañía en el hospital, en colaboración con la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, encabezada por Guido Lorenzino, a través de su área de derecho animal, coordinada por Marcelo Racciatti.

En la actualidad, Ari vive en la casa de Zapata, donde está en proceso de adaptación. “Lo estamos preparando, y también se le realizó un control sanitario para asegurar que esté en condiciones de ir al hospital. Él seguirá yendo y viniendo hasta que se defina el tutor que lo acompañará, quien, por supuesto, debo capacitar”, explicó el adiestrador.

La elección de un perro pequeño fue deliberada: “La idea es un perro pequeño que pueda acceder a las camas de los niños, que lo puedan acariciar y peinar, y que sirva como una motivación para los pequeños internados”, detalló Zapata.

La Casa Ludovica también tendrá su propia mascota

Además de Ari, el proyecto contempla la inclusión de otro perro en la Casa Ludovica, un alojamiento destinado a niños de entre 0 y 14 años que reciben tratamiento en el hospital y necesitan alojamiento transitorio. La Casa Ludovica es un recurso esencial para niños de bajos recursos que requieren seguimiento médico cercano sin necesidad de internación. En este espacio, otra perra —una de las dos labradoras que en los próximos días será evaluada por Zapata— acompañará a los niños en su proceso de recuperación.

“El otro perro probablemente será la mascota de la Casa Ludovica, acompañará a los niños que necesiten su presencia, brindándoles apoyo emocional durante su estancia”, anticipó Zapata.

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