La cadena Luz Azul registró una caída de la demanda y avanzó en la compra de locales a franquiciados endeudados para sostener su presencia comercial. La empresa mantuvo 70 puntos de venta, de los cuales 57 operaron como franquicia, en un contexto de sobrestock y consumo retraído en el mercado argentino.
La titular de la firma, Gabriela Benac, explicó que la industria atravesó una sobreproducción de leche a nivel global y local, con exceso de quesos que presionó los precios. Señaló que, por una cuestión de oferta, los valores se sostuvieron estables, aunque con menor rentabilidad, y que la compañía absorbió locales para evitar cierres y conservar presencia en la calle.
Benac detalló que el proceso comenzó cuando los franquiciados no pudieron pagar mercadería y acumularon deuda; en esos casos, la empresa compró los locales para que recuperaran la inversión inicial. Indicó además que el consumidor priorizó precio, lo que llevó a las lácteas a contener aumentos pese al impacto en los márgenes.
En materia de precios, la ejecutiva precisó que el queso cremoso operó con pérdidas del 5% al 6% y que la marca redujo 20% el valor tras un ajuste previo, ante ofertas generalizadas en el mercado. Como medida interna frente al sobrestock, la empresa entregó productos al personal.
La empresaria también apuntó al Gobierno nacional y al presidente Javier Milei, con quien mantuvo intercambios, y sostuvo que la desinflación exigió mayor eficiencia para bajar costos en un escenario de recesión. Advirtió sobre un problema de consumo persistente y reclamó atención sobre el impacto sectorial.
